viernes, 16 de abril de 2010

De ortigas y de malvas..

Eran los tiempos en los que aún no había recogida de basuras. De todas formas no hacía ninguna falta,  había tan poco que poco sobraba. A la salida del pueblo había un vertedero, que mas que vertedero hacía las veces de letrina cuando a los críos nos daba el apretón.

Con tan ricos nutrientes crecia, en una pequeña llanura al final de un desnivel un feraz campo de ortigas, tanto o aún mas hermoso que el que yo tengo ahora en mi pudridero.

Al borde del camino. que coincidía con el inicio del desnivel, crecían algunas matas de malva, con flores y con frutos. Nosotros acostumbrabamos a comernos, como diversión,  los frutos de la malva, y ahí entro yo todo intrépido a coger algunos frutos para mi hermana y para mí, con tan poca fortuna que perdí pie, dando con mis huesos, vestidos con un pantalón corto, en medio del hermoso campo de ortigas, donde algunas me sobrepasaban en altura.

A mis gritos y los de mi hermana, acudió una señora mayor y solo recuerdo verme totalmente desnudo y recibiendo friegas por todo el cuerpo de aceite de oliva por parte de la buena señora.


A raiz de la caída en el ortigal me insensibilicé de tal forma hacia esta planta que hasta hace pocos años podia cogerlas con las manos sin sentir ninguna quemazón ni dolor.

Para saber mas de ortigas. Para saber más de malvas.

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